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La cadena de confianza vs. La cadena de pago

Cuando decimos que algo se rompió en el mercado granario, no hacemos referencia a la cadena de pagos, que si bien se resintió no se rompió, sino a la cadena de confianza.

En el mercado de las oleaginosas, las turbulencias comenzaron antes de que el Gobierno Nacional imponga las restricciones y el aislamiento obligatorio por el Covid 19, allá por marzo de 2020. Luego, instalada la pandemia en nuestro país, finalmente algo se rompió.


La cadena de pagos está compuesta por eslabones que componen la cadena productiva. En el Agro podemos identificar al exportador, al productor, al corredor, al acopio, a los proveedores de insumos, semillas, maquinaria agrícola, implementos, etc.


Estos eslabones se entrelazan con los compromisos de pagos que asumen cada uno de ellos con sus acreedores, y se plasman en obligaciones de pago como son el cheque o un pagaré.

 

Así, cuando se produce el incumplimiento generalizado, constante y abrupto del pago de esos compromisos asumidos, la cadena se rompe y el incumplimiento genera un efecto cascada, afectando a toda la cadena productiva.


Recuperar esa cadena de pagos es posible.

 

Esto es lo que estuvimos viendo en todo el 2020 y lo que va del 2021. Empresas que no han podido hacer frente a sus compromisos con sus acreedores y han tenido que recurrir al amparo de la ley de Concursos y Quiebras. 

Casos como Vicentin SAIC, BLD SA, GUARDATTI Y TORTI SA, GYT PLUS SA, GRIMALDI, entre otras.

 

Pero hay otra cadena que es de un valor vital para los negocios del Agro: La cadena de la confianza.


Esta cadena no se ve, no se puede medir, no tiene precio, no cotiza en Bolsa. Se da entre las personas, se construye con el tiempo, se gana, no se regala y cuando se pierde no se recupera.


Una vez que se rompe la confianza para los negocios, más aún en el AGRO, difícilmente se pueda recomponer, no así como la cadena de pagos, donde el dinero la puede rehacer de la noche a la mañana.